Entre amores y pasiones vive una feliz pareja, muy sencilla, fundamentalmente ellos, recidentes desde toda la vida en el barrio La Botija, allá en la parte sur del municipio de Majibacoa. En esa pareja se dan contrastes, si él es callado, ella conversadora por excelencia, de esas personas que siempre tienen un tema para dialogar ya sea de actualidad o de otro particular. Pero ambos son laboriosos, persistentes, no se dejan aplastar por las dificultades, siempre piensan que ¡sí se puede! Y no lo dejan para luego porque aprendieron del Ché que “Es mejor decir ahora que mañana”. También distingue a esa pareja el patriotismo.
Entre amores y pasiones él y ella siguen cultivando la tierra.
Él no es otro que Rigoberto Rosa Durañona, que ya acumula cerca de 8 décadas de vida, dedicada a lo fundamental a formar una familia compuesta por dos hijos, ambos, formados por la Revolución, y 5 nietos, todos bellos y bien educados según me afirma Rigoberto, mientras coje un receso en medio del campo sembrado de yuca con maíz intercalado y apoyado en el cabo del azadón y guataca, un amigo inseparable al machete. Ella, Guillermina Pozo Verdecia, para muchos ¡La vieja Guillermina! ¡La emprendedora Guillermina! ¡La vieja delegada del Poder Popular! ¡o la entuciasta Guillermina!. Es esta cubana, una mujer de pueblo, con 70 años de edad, 6 menos que su esposo, una campesina que lleva trabajando con mucha pasión la tierra, sembrando lo que se necesita para vivir y criando ganado, tanto ella como él, son socios de la Cooperativa de Créditos y Servicio “Antonio Fernández Gómez” y mucho saben ambos lo que es luchar con bueyes, vacas, chivos, obejos y aves diversas. Mucho también saben lo que infesta la espina de marabú al ser contado para buscar nuevas áreas e incrementar las siembras y entregar más al estado, todo ello sin perder la pasión.
Entre amores y pasiones nunca abandonan su propósito de contribuir en la producción de alimentos.
Los hijos les han pedido a Rigoberto y Guilermina que dejen el campo y vayan para la ciudad a vivir los últimos años de la vida ¡Pero ellos siguen ahí! Al lado del “cañon”rotulando tierras y sembrando productos ¡hasta en el patio! Ellos, siguen allí, entre amores y pasiones, por sus descendientes, vecinos, familiares, por lo que hacen por el buen estado del ganado, las aves y los sembrados, por los beneficios que le ha traído la Revolución y por las muestras de simpatÍa que reciben a diario como resultado de la vida y obra de unas personas que lo han entregado todo y que aún en la tercera edad siguen viviendo entre amores y pasiones!
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